29 abril 2007

Doctor Jekyll y Mister Hide

Miren las crónicas de los dos últimos partidos, y miren ésta. ¿Se parecen en algo? No. ¿Era mejor el rival de esta jornada (Lagún Aro Bilbao) que los de las anteriores (Unicaja y Akasvayu)? Tampoco. Pero... ¿son los mismos jugadores? Sí. Entonces, ¿para donde hay que mirar para solucionar el problema? Basta ya de engaños...

Lamentable, bochornoso, vergonzoso y hasta hiriente fue el dramático espectáculo que ofreció el Caja San Fernando a todos aquellos que aún teníamos un poco de ilusión en alcanzar algo esta temporada. A pesar de ser día de Feria y que el rival no era de mucho tirón, San Pablo registró una interesante entrada, con más de la mitad del aforo. Aún había opciones matemáticas de entrar en playoffs (o al menos eso es lo que el club intentaba hacernos creer en su página web), aunque para ello hubiera casi que recurrir a la magia negra y a la alquimia, pero ni esa motivación sirvió. Moncho López puso como titulares a un quinteto que recordaba a los "buenos" tiempos, en el que estaban Price, Ignerski, Videnov, Bueno y Femerling (antes era Alexander), y la verdad es que durante parte del primer cuarto pareció que todo iba sobre ruedas, con canastas rápidas y un buen balance defensivo. El Lagun Aro parecía carne de cañón, una presa fácil a la que le podía caer un buen saco de puntos... pero ahí empezó a surgir la figura de Nacho Azofra, ese pequeño base que muchos creían retirado y que el equipo bilbaíno le supo dar una oportunidad al comienzo de temporada. Sus 36 años dejaron maravillados al pabellón con una serie perfecta en triples (4/4), un balón robado, 4 rebotes y un repertorio de pases del que muchos deberían aprender. Él se cargó con las responsabilidades y él remontó el partido cuando peor lo veían los vascos. Como revulsivo local, salió a pista Steven Smith. Si quiere continuar en el club, tenía que demostrar en pocos partidos que se podía adaptar y que puede ser un jugador interesante. Él lo sabía y no se cortó, jugándose triples en momentos importantes (y anotándolos, como en Girona) y culminando contraataques, para un total de 8 puntos en menos de 3 minutos prácticamente. Mientras, el rival respondía con canastas de Recker y Javi Salgado, dejando el marcador al descanso 39-40 para los visitantes, y con la sensación de que con poco que apretara el Caja, se rompería el partido a nuestro favor.
Ahí estuvo el problema. Demasiado desprestigio a un rival que demostró por qué en estos momentos nos ha adelantado en la clasificación. Un rival que nada más salir del vestuario se pone el mono de trabajo y te hace un sonrojante 12-32 de parcial, te mete más del 50% en triples (12 anotados en total, o lo que es lo mismo, 36 puntos), coge 39 rebotes (13 de Weis) y "resucita a los muertos" (como el ya nombrado Azofra y el ex-cajista Andy Panko, con 16 puntos). Si a este explosivo cóctel se le suma la impresionante actuación de Lucas Recker (un desconocido para la mayoría, con 20 puntos, 4/6 en triples y 6 balones robados para 24 de valoración) y que ninguno de los cambios de Moncho López para parar la sangría hizo efecto, pues ahí está el resultado. Los tiros no entraban ni de lejos ni de cerca. En esta faceta estuvo especialmente desacertado (nuevamente) Antonio Bueno, a pesar de ser el que más puntos anotó del equipo (15 en total), tuvo una estadística de 5/12, lo que provocó la desesperación en la grada en muchos momentos, ya que falló incluso canastas sin oposición debajo del aro. Además, ninguno de los bases estuvo metido en el partido: Bustamante no recordaba a nada al de los últimos encuentros, no supo dirigir al equipo y además perdió 5 balones; Marco estuvo igual que en Girona, a base de triples y sin orden, pero esta vez sólo le entró uno; y Price hizo una de sus peores actuaciones como cajista, con cero puntos en su casillero y 4 faltas (aunque dio 6 asistencias). Entre los 3 hicieron una media de 1 punto de valoración, lo cual dice mucho. Ya que se fallaba en ataque, lo único que se podía hacer era apretar en defensa, pero no hubo actitud por parte de la mayoría de los jugadores en estas facetas. Pocos tuvieron gestos de lucha (salvo Femerling y Nikoloz), y el último cuarto prácticamente sobraba. Sólo sirvió para incrementar incluso un poco más la renta de los bilbaínos y para darle unos minutos ridículos a Balmón y Suka, que se llevaron los únicos aplausos de los pocos que quedaban en la grada en la recta final.
¿Por qué tanta irregularidad? No sirve de nada ganar a Unicaja haciendo un gran partido de equipo (Doctor Jekyll) y luego perder con el Lagún Aro en tu casa y por 23 (Mister Hide). El 73-96 del final refleja muchas cosas: falta de actitud, de ganas, de competitividad, de lucha y mil adjetivos más que me reservo para no hurgar más en la herida de una afición que no merece lo que está viendo y que clama cambios en muchas facetas de la entidad.

23 abril 2007

El presupuesto ganó a la lucha y esfuerzo

Hay otra actitud, otra forma de ver las cosas. Han aprendido a no bajar los brazos cuando todo está cuesta arriba, a que hay que seguir remando por muy fuerte que sea la corriente en contra. Y eso, aunque no siempre llegue al resultado deseado, es uno de los pilares que necesitaba reforzar este equipo.

Se enfrentaba el Caja San Fernando al Akasvayu Girona, uno de los equipos con mayor potencial económico de la ACB, construido a base de talonario y con fichajes de gran renombre, y con la piel de cordero puesta a pesar de la gran victoria frente a Unicaja. Moncho López volvió a repetir el quintito titular que tan buen resultado dio el jueves, con Bustamante en la dirección, Videnov como alero, Price de escolta y de pivots Nikoloz y Femerling. El Caja estuvo aguantando el arreón ofensivo del Girona durante todo el primer cuarto, a base de buenas defensas e inteligentes ataques. Nikoloz dominaba el rebote y Femerling poco a poco iba haciendo sus puntos, argumento parecido al de los últimos partidos. El único problema fue la rapidez con la que los árbitros cargaron a Price de faltas, muy rigurosas y que hicieron que el resto del partido no pudiera esforzarse a fondo en defender. En el segundo cuarto, el Caja se hechó a dormir (como en muchas otras ocasiones) y como consecuencia, le cayó una losa en forma de parcial (25-16) que permitía a los hombres de Pesic marcharse al descanso con una cómoda renta de 11 puntos. Es lo que ocurre cuando se fallan ataques fáciles, los aleros no están acertados (Videnov volvió a valorar negativo por segundo partido consecutivo y Longin estuvo muy discreto), se pierden más de 15 balones antes del descanso (más que el Girona en todo el partido, que perdió 11) y dejas que Marc Gasol te coja el rebote cada vez que falla un tiro, dándole una segunda opción. Ahí parecía haber acabado el partido, más aún cuando dos minutos después de comenzar el tercer cuarto, el Akasvayu tuvo la mayor renta de todo el partido (16 puntos, 48-32), gracias a la aportación del tridente formado por Fucka, Marc Gasol (al que le permitiron mucho los árbitros) y McDonald. Ahí es cuando entra la figura de Carles Marco, que a pesar de que dirigió mal al equipo, supo coger el mando anotador del Caja y a base de triples ir limando la diferencia. El base catalán, aunque perdió 6 balones, hizo un espectacular 5/7 en lanzamientos de 3, y junto a la aportación de Ignerski (13 puntos, 3/5 en triples) y Steven Smith (9 puntos, con triple y mate incluídos) logró poner nerviosos a los gerundenses, que vieron como el partido estaba empatado a 60 puntos y aún restaban 4 minutos y medio para el final del choque. Era el momento de rematar la faena y ponerse por delante, pero nuestros jugadores no supieron jugar en los minutos finales (de nuevo Antonio Bueno muy desacertado, con sólo 4 puntos), y se fallaron contras, segundas opciones y todo un repertorio de tiros que permitió al Akasvayu ganar el choque, gracias especialmente a que Arriel McDonald anotó 5 de los 6 tiros lires que lanzó en la recta final del partido, que concluyó con 80-76. A punto estuvo de darse la sopresa y ganar en la cancha del Girona, pero lo cierto es que a pesar de la agria derrota, hay que valorar el esfuerzo de la mayoría de los jugadores por no tirar la toalla en ningún momento. Se gane o se pierda, lo que quiere la afición es ver el esfuerzo, dedicación e involucración de la plantilla. Ése es el camino a seguir.

20 abril 2007

Fuerza y Honor

...Y todo San Pablo se puso en pie, aplaudiendo a esos por los que pocos apostaban, aquellos mismos que pocos meses atrás habían sido vapuleados por 48 puntos por el mismo rival, aquellos que perdían los partidos en los primeros minutos... aquellos que, sin embargo, han demostrado este sábado que tienen orgullo y calidad de sobra para remontar un partido cuando peor pintaba la cosa. Mereció la pena dejarse la voz animando.

No, no son imaginaciones mías. Los que habían venido conmigo al partido no paraban de gritar "qué partidazo!!", y sus miradas me decían que volverían pronto al pabellón. El señor Don Baloncesto les había enamorado. Así de caprichoso (y hermoso) es este deporte: lo mismo un día haces el ridículo contra uno de los peores clasificados que otro ganas al último campeón de liga y actual finalista de Europa.
Al comenzar el partido, parecía que todo iba a ser como casi siempre: un ambiente gélido en el pabellón, la afición rival haciendo más ruido que la nuestra (y más aún cuando es la de Unicaja) y un inicio demoledor del equipo rival que haría de colchón hasta el final del partido. Pero había algo distinto antes de que el reloj comenzase a correr: Bustamante (el hijo pródigo, el que fue desterrado y volvió para triunfar) salía de base titular, dejando a Price en el puesto de escolta para que tuviera más poder anotador. La apuesta, a pesar de que podía hacer que se mejorara la intensidad defensiva, era muy arriesgada, pero el plan de Moncho salió bien. Bustamante cogió la responsabilidad como si de un veterano se tratase, y en los minutos que estuvo en pista hizo varias jugadas de crack, como un 2+1 y un quiebro que dejó a Cabezas tirado en el suelo. Además, bajo su mando el equipo notó un aire de frescura inusual, y todos mostraban una actividad sobre el parqué que hacía tiempo que no se recordaba. Femerling estuvo intratable, anotando un total de 16 puntos (mejor marca personal de la temporada), además de 3 rebotes y un tapón. Los tiros que no capturaba el alemán bajo el tablero, eran para Nikoloz (5 rebotes y un tapón), que se mostró muy luchador, aunque no estuvo del todo acertado en ataque (2 puntos). A pesar de ello, el Unicaja también respondía a base de la actuación sobre todo de Carlos Cabezas, (23 puntos) y Carlos Jiménez en el rebote (8 en total). En el segundo cuarto, los malagueños llegaron a irse 7 puntos arriba (20-27), pero el tiempo solicitado por Moncho López hizo efecto y se llegó al descanso con un ajustado 29-28 a favor del Caja (por cierto, bonita actuación en el descanso). En el tercer cuarto, nuestros jugadores volvieron a caer en la desconcentración, y el Unicaja supo aprovecharlo, sobre todo con un Faison muy metido en el juego (15 puntos al final) que aportaba puntos desde fuera y dentro, lo que hizo que la renta de 7 puntos volviera a aparecer cuando tan sólo restaba un cuarto. De nuevo aparecía la sombra de la derrota, pero los triples en momentos decisivos de Marco (que esta vez no abusó en pérdidas de balones) y la fuerza que ponían Antonio Bueno e Ignerski se convirtieron en un espectacular parcial de 10-1 que devolvía la ilusión a las gradas. El partido estaba roto, era un ir y venir de canastas; cuando el Caja anotaba un triple, era respondido enseguida por otro del Unicaja. Todos los jugadores estaban muy metidos en el partido, olía a ansia de revancha y el pabellón era una olla a presión. Los árbitros estaban muy permisivos con Scariolo, que pese a que protestaba una y otra vez, no se le pitaba técnica (lo que no le ocurrió a Femerling, que fue castigado con una). La tensión se mascaba en el ambiente, cualquier fallo podría provocar que el rival abriera brecha, pero el pequeño Price no falló y puso el marcador 68-66 a 19 segundos para el final. Ya no quedaban uñas para morder ni voz para gritar. Unicaja tenía grandes tiradores y la última posesión del partido. Todos cerramos los ojos cuando Berni lanzó un triple en el último segundo, pero la suerte nos sonrió y éste no entró. Antonio Bueno saltó con todas sus fuerzas para coger el rebote de la victoria, y todo San Pablo estalló de alegría. La ovación final mutua entre jugadores y afición era bien merecida. Podemos seguir soñando...

15 abril 2007

Lección individual y colectiva del GC Valladolid

¿Cómo se explica que el Caja San Fernando, siendo el mismo equipo, en las primeras jornadas conseguiera una racha de 6 victorias consecutivas y la defensa fuera una de las mejores de la liga (cuando la plantilla prácticamente no había entrenado conjuntamente), y ahora un equipo como el Capitol Valladolid (zona baja), nos hace casi 100 puntos?
Hagan sus apuestas señores.

Fue otro partido para olvidar. Parece como si todo lo entrenado y estudiado durante la semana se evaporara en pocos minutos, exactamente los que dura el primer cuarto de un partido de baloncesto. Porque en ese tiempo, un conjunto extramotivado por asegurar la permanencia como el Grupo Capitol (bravo por Javier Imbroda), fue capaz de encajarnos una diferencia de 14 puntos. Ahí murió el partido. Un impresionante Bud Eley (16 puntos, 14 rebotes, 3 tapones, 28 valoración) se encargó de machacarnos una y otra vez dentro de la zona, secundando por la buena actuación de Hopkins (14 puntos y 4 rebotes). A esto hay que añadirle las magníficas estadísticas de tiro exterior de los vallisoletanos, con un 3 de 3 en triples de Óscar Yebra (para un total de 19 puntos) y un 4 de 6 de un espectacular Gomis, que dio una lección a nuestros bases de cómo hay que dirigir un equipo (10 asistencias, 21 puntos, 28 de valoración).
Longin, el revulsivo de otros partidos, tuvo una pésima actuación (2 puntos y 4 pérdidas en 15 minutos) y Bueno estuvo muy fallón, como en el último partido en San Pablo (4 de 11 en tiros de 2), al igual que Price, que solo anotó un triple (más 5 tiros libres). Con este panorama, pocas opciones había en el banquillo, sin Cazorla ni el expedientado Alexander. El llamado "sustituto" de este último, el recién fichado Steven Smith, debutó jugando 4 minutos y medio en los que estuvo totalmente perdido. Lo máximo que dijeron los comentaristas de Rock&gol, donde escuché el partido, fue que "había hecho dos movimientos interesantes" (supongo que sería recibir el balón y botarlo...)
Pero no todo iba a ser malo dentro del desastre. Al menos las pérdidas se redujeron (aunque parezca mentira, "sólo" fueron 15 con respecto a las 23 de la pasada jornada), y Femerling cuajó un notable encuentro, defendiendo medianamente bien y anotando 15 puntos en su casillero (más 7 rebotes y 3 tapones para 23 puntos de valoración). Videnov e Ignerski también se salvaron de la quema, con 15 y 16 puntos respectivamente, aunque este último pecó de individualismo en varios momentos del partido donde el Caja se había acercado en el marcador (llegó a estar a 8 puntos en el tercer cuarto), con su consecuente fallo. La falta de concentración general provocó que todo el esfuerzo que se había hecho para reducir la ventaja rival, se diluyera en unas cuantas acciones en las que el Grupo Capitol se volvió a marchar en el marcador hasta llegar a los 19 puntos, aunque tres tiros libres concedidos a Videnov antes de que sonara la bocina del final del tercer cuarto hacían albergar una mínima esperanza de victoria. El último cuarto prácticamente no cambió nada, ya que a pesar de que nuestro equipo logró anotar 26 puntos, recibió 24, por lo que el marcador quedó en un 97-83 que arranca prácticamente de raíz las pocas opciones que le quedaban al Caja de playoff... aunque las derrotas de Pamesa y Unicaja provocan que el camino hacia el 8º puesto siga a 2 victorias. Otra cosa será que los jugadores y la mayoría de la afición nos lleguemos a creer que aún se puede conseguir.

11 abril 2007

Anestesia general

Bueno, me presento, algunos ya me conocéis del foro, soy Mario (spaze) y me ha sido encargada la tarea de revivir el blog, espero no defraudar :p .
Lo que viene a continuación lo he escrito aquí porque espero que le llegue a más gente que escribiéndolo en el foro. Me gustaría hacer autocrítica y hablar de un tema que aunque sea costumbre, no debe pasar por alto: la anestesia general del público de San Pablo. Entiendo que a la mayoría de la afición le cueste motivarse cuando el rival es el Bruesa o el Vive Menorca, que hayan subido los precios de las entradas, que Sevilla tenga dos equipos en primera división, que el espectáculo en la cancha tampoco es para tirar cohetes (por desgracia) y que "otro año igual"...pero la presión que se crea cuando un campo entero está silbando al rival, animando a su equipo, protestando al árbitro, y en general, estando en comunión grada y jugadores, influye en buena parte del resultado de un partido. Aunque desde el club se haya intentado fomentar este aspecto con sms a los abonados, pancartas con corazones (que para mi gusto no son muy serias), un programa en tv, fichajes "pelotazo"(parece que decir la palabra NBA en un fichaje siempre da puntos), etc, creo que todos tenemos que poner también nuestro granito de arena. Se gane o se pierda, cuando el campo es una olla a presión todos lo notan, y creo recordar que los mejores partidos del Caja en casa se han hecho cuando San Pablo estaba a reventar (TAU, Madrid, Barça)y para hablar con quien estuviera sentado a tu lado habia casi que escribirlo porque era imposible que te oyera incluso gritando. Eso es lo que pido. Algo tan sencillo como que la gente que paga una entrada se quede hasta el final del partido, que no abandonen al equipo por mucho que pese que vaya perdiendo. Cierto es que los resultados no son los mejores que puede ofrecer esta plantilla, pero desde luego no van a motivarse sintiéndose apoyados si el campo está semivacío. Pensé que este año todos estaríamos más enchufados con la plantilla, pero poco a poco esto se vuelve a convertir en un cementerio de elefantes. Soy el primero que a veces me he desesperado con el equipo, pero es hora de reflexionar y dar un último empujón, porque es muy triste que en ocasiones se les ha escuchado más a unos cuantos de la hinchada rival que a toda nuestra afición (y si no ya veréis dentro de una semana cuando venga Unicaja). ¿Realmente es lo que queremos? La peña de la Keka, a la que admiro por su ímpetu animando, no puede hacer todo el trabajo (aunque unos pocos nos unamos a seguir su ritmo). Espero que pronto se compruebe que siete mil pueden hacer más ruido que setenta.